La Voz de la Soledad

Me siento tan perdido… Hay días que creo que este no soy yo, que esto que soy hoy es solo un residuo de lo que era cuando estaba con ella. Pero la verdad, la sé muy bien, es que esto que soy hoy es mi verdadera forma de ser. En soledad, en esa, la más plena soledad de todas, ahí es donde uno se encuentra realmente. Con miedos, con risas, con depresiones, con manías, apretando fuerte la cabeza hasta que se termine el horrible ataque de pánico por toda la angustia apresada en el pecho que ya no sabía por donde salir y que termina por ser una descarga nerviosa fisiológica y un pedido de clemencia al dios que sea que esté allá arriba.
Es esta voz, la voz de la soledad seguramente, con la que uno habla en el mismísimo momento en que ya se sabe muerto: ese segundo antes de que se detenga el corazón; esa bala que en cualquier instante va a atravesar la corteza cerebral; ese salto de la cornisa, salto de fé, salto de libertad, antes de terminar hecho postre en el pavimento. Ahí, en ese preciso momento, el de la muerte, simétrico, perfectamente paralelo al del nacimiento, ahí es donde uno vuelve a hablar consigo mismo, a hablarse con la voz de la soledad.
Y es esta voz la que charla con uno mismo cada vez que se está enteramente solo y de allí sale un diálogo que puede quedar en suspenso durante años, lustros, décadas… La voz de la soledad no saluda: aparece, penetra en la psiquis tan abruptamente como el bebé que sale del vientre de su madre parturienta. La voz de la soledad no se despide: no lo necesita, sabe que siempre va a volver y que va a ser ella quien tenga la última palabra y estreche la mano con la parca, entregando un cuerpo muerto y un alma fresca a vaya saber qué profundidad del abismo o qué escalera al cielo. La voz de la soledad se puede suspender, pero cuidado, está siempre presente…
Y tal vez sea que, justamente, la cualidad más fascinante, misteriosa y aterradora a la vez de la voz de la soledad sea que es aquella voz que nos habla cuando no hay nadie más, lisa y llanamente, para hacernos compañía y no estar tan solos.

(Bien… ¿de qué carajo quise hablar acá arriba? Si he de ser sincero ni yo lo sé del todo. Y ahí se ubica lo más divertido de escribir delirios.
El primer párrafo es una conversación conmigo mismo: una sincerización despiada para conmigo, admitiendo que en el fondo soy realmente yo cuando estoy solo, me escucho y me trato de comprender. El segundo párrafo es algo mítico, de mi propia ficción, la que me bautiza como Leonardo: eso que cada uno imagina respecto del nacimiento y de la muerte; de mi nacimiento no me acuerdo, así que no estoy seguro de haber escuchado esa voz, y mi muerte, cuando acaezca, les cuento bien si la escucho o no. El tercero intenta darle una forma de persona a esta llamativa voz: la prosopopeya de la voz de la soledad (sería simpático que fuese interpretada por alguna mujer llamada Soledad). Finalmente, los últimos dos reglones, una referencia a uno de mis mentores: el enorme Jacques Lacan y su concepto del nombre del padre; al fin y al cabo, esa voz que nos acompaña a algunos no es ni más ni menos que el nombre del padre.
Y hasta acá. Me dejo de delirar.
¡Von voyage!)

~ por elleostone en 10 junio 2014.

2 respuestas to “La Voz de la Soledad”

  1. Jeh, maldita voz. Por alguna razón creo que es como una droga. Es tan sincera que a veces hace daño y nos lastima, pero no importa que tan horrible sea, necesitamos escucharla, y siempre damos por cierto todo lo que dice. En otros momentos de mas…cordura? Pensamos que eso que dijimos durante la charla con la soledad eran simples locuras cuasadas por tal o cual situación, pero como vos decis, la soledad siempre regresa, a tomar un café cuando ya el momento de calma y ocio pasó, a decirnos «¿Viste? Tenía razón».
    Honestamente creo que no siempre la tiene. Pero ella nos habla cuando estamos debiles y sus palabras parecen siempre muy ciertas.
    Aunque, dandole algo de crédito, sus palabras no son siempre malas. A veces nos dice de frente aquellas verdades que no queremos admitir, como momentos de felicidad, sentimientos e ilusiones.
    Yo no soy quien para hablar, de todas maneras. Cuando me dedico a escribir en mi blog, en realidad es ella y sus amigos tomando el mando….

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